Impacto económico y social de COVID19 en Colombia para no economistas

Impacto economico y social del Covid19
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Es bastante pretencioso el título de esta breve revisión, y más pretencioso aún si quien lo
escribe es un médico con formación administrativa y económica y no un economista. Aunque
pienso que esto último favorece que este tema de alta complejidad técnica pueda llegar a
una audiencia no experta en economía.

Para cualquiera de nosotros es claro y obvio que esta inoportuna pandemia tiene y tendrá
un potente impacto negativo en el desarrollo económico de países como el nuestro. Este
efecto que es multidimensional ha sido confrontado con estrategias que se basan en
planeación de escenarios, sin soporte en evidencia alguna. Estamos como los exploradores
del pasado, sin brújula y sin GPS.

Para simplificar este análisis lo he dividido en los siguientes cuatro aspectos:

  1. ¿En qué consiste la crisis actual en Colombia?
  2. ¿Cuáles son los escenarios posibles y las políticas para afrontarlos?
  3. ¿Cuáles son los impactos económicos y sociales más importantes para Colombia?
  4. ¿Cuáles son las oportunidades para la Colombia post Covid-19?

Empecemos entonces.

1. ¿En qué consiste la crisis actual en Colombia?

Es claro que la situación actual obedece a una emergencia de salud publica global, una crisis
humanitaria. Más allá de teorías conspirativas sobre el verdadero origen del virus SARS-CoV2
en China y a partir de ahí al mundo. A este respecto las sociedades científicas mundiales han
descartado que este virus haya sido producto de una manipulación de laboratorio y, por
tanto, debemos creer que su nacimiento obedece a la deriva antigénica propia de este tipo
de zoonosis. Para reducir el debate el virus ya está aquí, y por el momento aquí seguirá.

Colombia es un país situado en la franja de ingresos bajos a medios en el panorama
económico mundial. Nuestro producto interno bruto (PIB) per cápita,es decir el valor
monetario total de lo que se ha producido en Colombia durante un año, dividido entre la
población colombiana para el año 2019 fue de casi 5800 euros. Es decir, si distribuyéramos
el dinero que produjo Colombia en el año 2019 entre sus habitantes nos correspondería a
cada uno un poco más de 21 millones de pesos (que obviamente no nos van a dar). Pues
bien, en los últimos años este PIB ha crecido en valores de 3 a 3,5% anual, lo cual es bueno
comparándonos con países similares. Pero esto claramente no ocurrirá así para el año 2020.

En síntesis, enfrentamos una emergencia de salud pública en un país con una economía en
desarrollo, pero frágil y sin capacidad económica para afrontarla.

Muchos ven este escenario como la dicotomía entre salud y economía, entre salud y
bienestar poblacional, entre médicos y economistas o como alguna vez escribí entre
Hipócrates y Porter. Pues bien, no lo es.

Sin duda la vida de las personas es el bien fundamental de la sociedad, luego ella no entra en
ninguna matriz de priorización, sin embargo, las medidas que se deben tomar para
protegerla en escenarios como este pueden generar un grande y grave impacto sobre las
cadenas de producción, la oferta, la demanda y obviamente sobre los stakeholders o actores
del mercado global. Es importante por tanto definir como serán los esquemas de contención
social ya que hoy (sin tratamiento estándar efectivo ni vacuna) esta es la única estrategia de
contención y mitigación de la pandemia.

La dicotomía tampoco está entre salvar personas o empresas, como algunos políticos
irresponsables han expresado. Si bien el colombiano tiende a ver al empresariado como un
grupo de privilegiados aprovechados, es ese tejido empresarial el mayor responsable del
desarrollo económico nacional. En este escenario debe protegerse tanto a unos como a
otros.

Otros tantos se esperanzan en el “aplanamiento de una curva”. Lo que llamamos curva es
una tendencia estadística que, en Colombia refleja un estado de casos del pasado. Claro, esta
tendencia sirve para que los matemáticos y/o epidemiólogos puedan proyectar posibles
escenarios, pero el cambio en la tendencia no necesariamente es un indicador de victoria.

Entonces, la crisis actual en Colombia no es una dicotomía entre salud y economía y mucho
menos una lucha por alcanzar una tendencia estadística.

Con esto en mente pasemos a hablar de los posibles escenarios futuros y sus estrategias.

2. ¿Cuáles son los escenarios posibles y sus estrategias?

El mundo no estaba preparado para una pandemia, por tanto, no existen soluciones
estándar. Hay modelos a partir de los cuales hemos aprendido el como podría afrontarse la
crisis. Dentro de estos modelos tenemos:

  • El modelo chino consistente en un confinamiento social masivo rápido y posterior
    adaptación de capacidades de respuesta.
  • El modelo coreano basado en investigación estricta de los clústers de contagio y
    escalonamiento rápido de capacidades del sistema de salud mediante la realización masiva
    de pruebas de diagnóstico y seguimiento inteligente.
  • El modelo británico y americano consistente en dos fases, inicialmente una mínima
    contención social apostándole a la inmunidad de rebaño y posterior adopción urgente del
    modelo chino.

Nuestro modelo se parece más al chino ya que nos concentramos en la contención social
obligatoria y hemos realizado una rápida y pienso que adecuada adaptación (excepto por el
número de pruebas realizadas) de capacidades del sistema de salud.

El gobierno decidió ampliar la contención social o la llamada “cuarentena” hasta el 27 de
abril, sin duda una medida necesaria, pero la economía del país no podrá resistir un
aislamiento mayor. ¿Qué pasará después del 27 de abril?, Considero que pasaremos a una
estrategia que algunos denominan inteligente. Yo prefiero llamarla fragmentada,
intermitente o en acordeón ya que se caracteriza por contención y liberación en forma
escalonada y dependiente de la dinámica de la enfermedad.

Desconocemos la eficacia de la estrategia en acordeón ya que hasta el momento ningún país
la está ejecutando. Será China el país a observar ya que a hoy es el único que podría entrar
en ella. Esta estrategia lo que intenta es lograr un equilibrio entre el impacto en salud pública
y el impacto económico.

Por lo anterior, es importante tener paciencia con quienes toman decisiones en nuestro país
ya que se están generando políticas sin evidencia alguna y sobre escenarios hipotéticos con
unas dinámicas muy rápidas.

La estrategia en acordeón debería ejecutarse identificando los siguientes segmentos:

a. Las características epidemiológicas de la población afectada, aumentando la capacidad
masiva de pruebas para conocer la tendencia real, el índice reproductivo básico R0 y planear
su impacto en salud de acuerdo a las adaptaciones del sistema de salud ya ejecutadas.

b. La territorialización de la pandemia. En Colombia hay hoy 1000 municipios sin reporte de
casos y las áreas rurales tienen menos probabilidad de la enfermedad. Debe evaluarse si esta
tendencia continúa y replantear si el confinamiento social puede liberarse en dichas zonas o
no.

c. La segmentación de los sectores económicos, Alemania por ejemplo ya esta abriendo
nuevos sectores para reactivar la economía como el sector de la construcción. En nuestro
país podría pensarse en “reiniciar” algunos sectores críticos adicionales a los de servicios y
salud que tenemos hoy.

La prioridad de cualquier estrategia debe continuar siendo el fortalecimiento de la salud
publica teniendo como principio vital el proteger a los equipos sanitarios y optimizar el
desarrollo de pruebas masivas rápidamente, esto tendrá un impacto también en la posterior
reapertura de la economía.

3. ¿Cuáles son los impactos económicos y sociales más importantes para Colombia?

Respecto al tema económico y social, es imperativo que el gobierno mantenga unos mínimos
vitales para la población y a la vez tome medidas destinadas a aliviar el impacto a los
diferentes sectores de la producción.

Es importante también tener un plan de reactivación económica ante este choque de la
oferta que es un efecto similar al de una postguerra.

Primero debemos tener en cuenta los siguientes panoramas coincidentes con Covid-19:

Hay una “guerra de petróleo” entre Rusia y Arabia Saudita, la cual no detallaré, pero que
ha llevado a unos precios mínimos históricos del crudo. La economía colombiana proyectada
para 2020, se trazó con un precio del crudo de 50 USD, hoy debido a la sobreoferta de
petróleo no solamente tenemos un petróleo mas barato sino más difícil de vender, pero
además con unos mayores precios de lifting. Es decir: el precio es menor, casi no se vende y
cuesta mas sacarlo a dicha venta. El precio real del barril colombiano puede estar por debajo
de 20 USD hoy. Calculemos el impacto de esto.

La rebaja en la calificación crediticia de algunas firmas calificadoras para Colombia. Esto nos
sitúa como un país de riesgo para inversión. Se calcula en casi 90.000 millones de dólares el
capital de inversión que las empresas americanas han retirado de los países latinos.

Lo anterior dificulta aún más el tener un flujo de ingresos que permita afrontar la pandemia.

El gobierno colombiano en forma responsable ha asegurado en primera instancia un flujo de
dinero equivalente a 14,8 billones de pesos para mitigar la primera fase de la pandemia. Este
es un periodo de alta incertidumbre y por tanto las estrategias han sido inicialmente tomar
recursos de fondos de estabilización como el FAE que era lo más rápido. El siguiente paso
han sido los créditos con organismos multilaterales como el banco mundial (250 millones de
dólares). Una vez agotados estos mecanismos debería pasarse a otros extraordinarios como
el préstamo del banco de la republica, pero sin duda seria en una fase posterior. Algunos ya
hablan de liberar la regla fiscal colombiana para permitir mayor endeudamiento.

Sin embargo, estas medidas, aunque necesarias,serán insuficientes por varios motivos, entre
ellos:

  • La clase media vulnerable corresponde a 40% de la población colombiana (8 millones de hogares). La pobreza multidimensional en Colombia es de 19,6% y esta crisis para estos grupos es de un impacto mayor. Un 67% de los colombianos están en la franja de vulnerabilidad de la pobreza, con un riesgo alto de caer en ella. Los programas de asistencia social como Familias en Acción son necesarios y cruciales, pero en realidad son 10 millones de hogares en necesidad y estos programas pueden llegar solo a 7 millones lo cual genera una gran brecha de cobertura.
  • El plan de reactivación económica se calcula en 50 a 60 billones de pesos (3 a 6% del PIB) para un estimado de 3 meses. USA y Europa han proyectado que su plan de reactivación económica podría estar en el orden de 22% del PIB. Esta cifra dependerá del impacto medido en los primeros 3 meses de pandemia y aún no lo sabemos.
  • Las cifras de crecimiento económico calculadas por Fedesarrollo, quienes habían proyectado un crecimiento del PIB para 2020 en 3,5%, hoy son de 2,5% en un escenario optimista y de 0,4% en uno pesimista. Otros aún más pesimistas plantean un decrecimiento de -3.9%. Pero además se habla de una tasa de desempleo proyectada en 19,5% e inclusive mayor.

La protección del empleo es esencial. Colombia tiene 22 millones de empleos formales que
es en donde deben enfocarse las medidas para evitar el despido masivo. Esto debe lograrse
mediante el apoyo al tejido empresarial y a las cadenas productivas. La caja de las empresas
tiene una duración de 1,8 meses en promedio. Si no se sostiene de alguna forma a las
empresas se va a generar una oleada de despidos. En Colombia el empleo formal lo produce
solo el 1,2% de las empresas (19.000 empresas) y estas son las que aseguran la cadena de
producción hacia abajo. Esto incluye no solo a las PYMEs. Se les esta dando liquidez a través
de la banca, pero esto claramente colapsará ya que conlleva un alto riesgo para el sector
bancario.

Según la ANDI, el 70% de las empresas están en riesgo de quiebra. Ya hay algunas empresas
de diversos sectores económicos que están acogiéndose a la ley de quiebra. Muchas de ellas
tienen sus mercados en europa y asia y por tanto están en graves problemas. La ley de
insolvencia en Colombia (ley 1116) esta siendo revalorada por el gobierno para implementar
preacuerdos de insolvencia en los cuales el deudor llega a un acuerdo privado de
reorganización con sus acreedores para minimizar el impacto.

Debe existir un balance entre obligar a las empresas a mantener sus nóminas, así como sus
obligaciones de pagos, pero si esto no se flexibiliza podrían generarse mayores quiebras y
obviamente una oleada de despidos. Se habla de alivios empresariales como la congelación
de la deuda, la reducción de salarios, el no pago de parafiscales y de cajas de compensación
etc., pero estas medidas también tienen un gran impacto sobre otros actores de la economía.

Ni hablar del efecto en otros sectores que no trataré como el educativo y el de salud, este
último es mi sector, pero requiere un análisis independiente dada su alta complejidad. Según
McKinsey y Co los sectores productivos de mayor impacto negativo por la pandemia son:
Petróleo y gas, industria aeronáutica, turismo, aseguradores (de vida y salud) y otros servicios
financieros. La mayoría de estos sectores regresarán a cifras pre Covid-19 hacia el primer
semestre del año 2021.

Por todo lo anterior se hace imprescindible la reapertura de la economía, pero esta debe ser
gradual, identificando primero como se van a abrir algunos sectores a través de protocolos
de protección para los trabajadores. Hoy hay un protocolo generalizado para todos los
sectores, pero deben generarse lineamientos específicos para abrir progresivamente los
sectores que puedan abrirse como la construcción, la confección y algunos servicios.

El país tiene limitaciones, pero también oportunidades en miras a la reactivación económica.
Hoy las medidas son inmediatas y casi intuitivas, pero estas deben ser muy pensadas para
que no tengan un mayor impacto futuro.

Un último factor crítico es la seguridad. A este respecto, las autoridades deben estar
coordinadas y tener datos y roles muy claros, concertados con los mandatarios locales. Hay
personas que tratan de tomar ventajas políticas de la situación, algunos de estos sectores
inclusive desearían ver una gran crisis social que favorezca su postura de oposición irracional.
Colombia es un país de tradición violenta, cuyos indicadores en esta materia venían
mejorando, pero si no hay respuesta efectiva con las estrategias de apoyo social se pueden
generar hechos de violencia masiva favorecidos por el desespero y el aprovechamiento de la
coyuntura por algunos inescrupulosos con poder mediático.

La tasa de desempleo se relaciona con la tasa de violencia por lo cual es de altísima sensibilidad este tema. El peligroso coctel de alto desempleo, narcotráfico, minería ilegal, el fenómeno venezolano etc,
combinados con la situación actual podrían generar dinámicas sociales violentas y un colapso
social.

4. ¿Cuáles son las oportunidades de esta crisis?

Toda crisis, inclusive las macondianas como esta traen oportunidades. Una de ellas es la
transformación empresarial, la migración de las empresas a otros sectores es necesaria, por
ejemplo, las empresas de confección deberían incursionar en la producción de elementos
médicos y quirúrgicos no solamente para el país sino para las naciones vecinas. Ya algunas
empresas como Indumil han empezado a elaborar camas hospitalarias aportando a la
ampliación de las capacidades del sector salud.

Otra oportunidad para la cual Covid-19 ha sido el mayor catalizador es la transformación
digital empresarial. En salud por ejemplo ha habido una migración masiva a telemedicina y
asistencia remota, en ello no me detendré. Esto obviamente requiere definiciones claras
sobre como formalizar el ambiente laboral online y replantear la estrategia de productividad
del futuro post covid-19.

Los lideres del mundo post Covid-19 deben pensar y actuar en 5 horizontes R, adaptados de
McKinsey y Co:

Resolver los retos de salud publica que el virus genera con la menor disrupción posible a las
cadenas de producción básicas

Resiliencia consiste en manejar los retos que trae el impacto económico, dentro de ellos esta
la adaptación y el sostenimiento del nuevo ambiente laboral online y remoto.

Retornar es decir crear un plan detallado para regresar a los negocios.

Reinventarse es decir pensar en la nueva normalidad y las nuevas dinámicas económicas
apalancadas por la transformación digital vertiginosa derivada de este escenario.

Reformar es decir tener claro como este escenario transformará el entorno regulatorio y el
ambiente competitivo de la industria en el futuro inmediato.

Colombia es un país de crisis endémica. Nuestras dinámicas sociales giran en torno a la
incertidumbre y a la turbulencia sociopolítica. No es esta la primera ni la última ocasión en
que tendremos un panorama adverso del cual tendremos que salir. Por supuesto que habrá
un fuerte impacto en nuestra realidad económica, pero saldremos vivos de esta y de las
demás.

Nuestro principal capital hoy son la solidaridad y la resiliencia, además de un sector
salud que -a pesar de sus detractores- se ha fortalecido a través de los años y que es un activo
nacional. Es necesario como colombianos ver la realidad o lo mas cercano a ella, pero
también ser optimistas en medio del caos, tener inteligencia colaborativa y además poner en
funcionamiento esa innovación frugal que otros llaman “malicia indígena” en esta
oportunidad única para evaluar nuestra madurez como nación.

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