Una investigación realizada por xxx reveló que los pacientes diagnosticados con enfermedad inflamatoria intestinal (EII) tienen una probabilidad nueve veces superior de desarrollar depresión, en comparación que la población general. La estadística se extiende a los parientes más cercanos, puesto que se detectó una probabilidad dos veces superior en los hermanos de las personas afectadas con la patología intestinal.
Pero, las estadísticas que vinculan a ambas enfermedades no concluyen ahí. Las personas diagnosticadas con depresión tienen una probabilidad 2 veces mayor de desarrollar EII, fenómeno que también se presenta en su núcleo familiar, ya que se detectó el incremento en la misma probabilidad en sus hermanos.
De acuerdo con información de los investigadores, la EII es una enfermedad crónica que afecta a cerca de 1.6 millones de estadounidenses, una cifra menor si se tiene en cuenta que 16 millones de personas sufren de depresión en el país. Los datos sobre el estudio se publicaron en el Journal of Gastroenterology and Hepatology hace pocos días.
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Así se llegó a la detección de nuevas conexiones entre la EII y la depresión
Durante 11 años, el equipo de investigadores realizó seguimiento a pacientes con EII o depresión, así como a sus hermanos sanos; es decir, no diagnosticados con las patologías referidas. Los datos obtenidos fueron comparados con la información proveniente de un grupo de control no relacionado, integrado por personas sanas, con rangos de edad y situación socioeconómica similar.
En total, se analizaron los datos de más de 20 millones de personas de la Base de Datos Nacional de Investigación del Seguro de Salud de Taiwán, que contiene información médica exhaustiva sobre más del 99% de los residentes en ese territorio. Las principales hipótesis que se manejaron no son novedosas dentro del ámbito clínico: factores de estrés ambiental, microbioma intestinal (formado por bacterias, hongos y virus) y la genética.
Sin embargo, a pesar de los avances, uno de los factores que llamó la atención fue la inversión en las estadísticas, teniendo en cuenta que ya ha sido descubierto un vínculo entre los pacientes con EII y la depresión pero no había sido detectado en los pacientes con este trastorno mental. Según los especialistas, esto podría deberse al eje cerebro-intestino, una conexión científicamente establecida entre el sistema gastrointestinal y el sistema nervioso central, formado por la médula espinal y el cerebro.
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Como explicó el líder del estudio, la inflamación del cerebro, que desempeña un papel en la depresión, puede estar relacionada con la inflamación del tracto gastrointestinal, una característica de la EII que suele requerir un complejo tratamiento. Pero, lo que todavía no tiene una explicación específica para los investigadores es la afectación extendida a los grupos de hermanos; aunque se cree que puede haber una susceptibilidad genética compartida para cualquiera de las dos condiciones, que varía su presentación en cada uno de los miembros de la familia.
“El hallazgo de que las personas con EII son más propensas a la depresión tiene sentido porque la EII causa síntomas gastrointestinales constantes que pueden ser muy negativos para la vida del paciente”, explicó el Dr. Bing Zhang, gastroenterólogo de Keck Medicine y coautor. “Y el elevado riesgo de depresión entre los hermanos de pacientes con EII puede reflejar la fatiga del cuidador si los hermanos tienen un papel en el cuidado del paciente”, puntualizó.
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