La restricción en el acceso y recolección de datos de salud por parte de las agencias federales podría generar políticas de salud menos efectivas y erosionar la confianza en el sistema sanitario de EE. UU., según expertos. La administración federal debe recopilar la mayor cantidad posible de datos sobre salud para que los responsables de la formulación de políticas puedan tomar decisiones informadas, independientemente de sus inclinaciones políticas.
Si el gobierno Trump limita la recolección de ciertos datos por razones ideológicas, esto introduce un sesgo desde el principio, convirtiendo las preguntas de medición en cuestiones políticas. Este enfoque puede resultar en un análisis sesgado de la salud pública y dificultar el desarrollo de políticas efectivas. Además, la politización de los datos de salud podría tener efectos negativos duraderos, pues se pierde el sentido de la objetividad e integridad de la información disponible.
Las órdenes ejecutivas de la administración Trump que restringen el acceso a datos de salud han generado serias preocupaciones entre los profesionales de la salud. Doctors for America ha denunciado que estas medidas han impedido que los médicos accedan a recursos cruciales del CDC, dificultando su capacidad para responder a brotes de enfermedades como la clamidia. Christine Petrin, presidenta de la organización, destacó los peligros de practicar medicina sin información clínica actualizada y accesible.
En respuesta a una demanda presentada por la organización, el 11 de febrero, el juez John Bates ordenó la restauración de algunos datos en los sitios del Departamento de Salud y Servicios Humanos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y la FDA, advirtiendo que la falta de acceso a estos datos obstaculizaba el tratamiento médico.
Este fallo vino después de una carta enviada por casi 80 miembros del Congreso, quienes solicitaron que el gobierno restituyera los datos de salud, considerándolos esenciales para la investigación y la rendición de cuentas del gobierno y el trabajo del sector privado.
Ante la falta de datos en salud pública, la atención médica en Estados Unidos sufriría uno de los mayores retrocesos
Según profesionales de la salud, la capacidad de Estados Unidos para manejar enfermedades infecciosas emergentes y enfermedades crónicas podría verse comprometida debido a las restricciones en el acceso a los datos federales de salud impuestas por la administración Trump.
En enero, como parte de las órdenes ejecutivas emitidas por el presidente Donald Trump sobre temas como diversidad, equidad e inclusión, y ayuda internacional, varias agencias federales eliminaron datos esenciales de salud de sus sitios web. El 31 del mismo mes, muchos índices nacionales de salud y encuestas fueron desactivados, lo que afecta gravemente la investigación y la toma de decisiones médicas y políticas. Sin embargo, el 2 de febrero algunos de ellos estaban disponibles, tratando cumplir los requisitos impuestos por las nuevas normas.
Las restricciones impuestas al acceso a los datos del CDC han afectado la capacidad de los funcionarios de salud pública para identificar y responder a brotes de enfermedades infecciosas. La falta de información precisa sobre la conexión entre incidentes de salud ha dificultado una respuesta eficaz, poniendo en riesgo la salud de la población en general. a falta de acceso a esta información crítica podría obstaculizar la capacidad de los Estados Unidos para enfrentar futuras crisis de salud pública, como la que representó la pandemia de COVID-19.
Profesionales médicos de diversas organizaciones, como la Academia Americana de Médicos de Familia, han expresado que la eliminación de estos recursos afecta directamente la calidad de la atención médica. Consideran que estos datos no son solo referencias académicas, sino elementos esenciales para tomar decisiones informadas en hospitales y clínicas.
El retiro temporal de acceso a recursos esenciales como el Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo Conductuales del CDC y la Encuesta de Comportamientos de Riesgo Juvenil ha limitado la capacidad de monitorear y abordar problemas de salud crónicos y conductuales. Estos sistemas proporcionan información valiosa sobre temas como la obesidad, la salud mental en adolescentes LGBTQ+, y las tasas de vacunación.
La carencia de datos confiables y actuales obstaculiza gravemente la puesta en marcha de iniciativas de salud pública y gestión de la salud a nivel poblacional. La falta de acceso a esta información esencial puede provocar un incremento en los costos y una caída en la calidad del servicio de atención médica, impactando principalmente a los grupos más vulnerables.