Enfermedad de Chagas causa 12.000 muertes anuales

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La enfermedad de Chagas, una infección provocada por el parásito protozoario Trypanosoma cruzi, representa un grave problema de salud global, principalmente en América Latina. No solo hace parte de las enfermedades tropicales desatendidas; puede causar la muerte si no se diagnostica a tiempo. En los casos de diagnóstico tardío, en las personas afectadas se incrementa el riesgo de complicaciones de salud permanentes.

En mayo de 2019, la 72ª Asamblea Mundial de la Salud instituyó el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas, celebrado anualmente el 14 de abril desde entonces.

A nivel mundial, se estima que entre 6 y 7 millones de personas están infectadas con el Trypanosoma cruzi, lo que resulta en aproximadamente 12.000 muertes anuales. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad de Chagas es predominante en 21 países de la región, área en la que la transmisión está vinculada a vectores endémicos, aunque se ha extendido a nivel global. Las estadísticas también reportan que cerca de 75 millones de personas están en riesgo de contraer esta infección.

Por otra parte, se calcula que hasta un tercio de los casos de infección crónica por Chagas desarrollarán alteraciones cardíacas significativas, y aproximadamente el diez por ciento sufrirá de alteraciones digestivas, neurológicas o combinadas. Estos trastornos requieren tratamientos específicos y especializados, destacando la importancia de la detección y manejo tempranos de la enfermedad.

¿Cómo se transmite el parásito causante de la enfermedad de Chagas?

En América Latina, el parásito Trypanosoma cruzi se propaga principalmente a través del contacto con las heces o la orina de triatominos infectados, insectos que se nutren de sangre. Estos vectores suelen habitar en las grietas de paredes y techos de edificaciones rurales y suburbanas, incluyendo viviendas y estructuras anexas como gallineros y almacenes. Los triatominos son nocturnos, activándose por la noche para alimentarse de la sangre de humanos y animales, generalmente picando áreas de piel expuesta como la cara.

Después de picar, los triatominos suelen defecar o orinar cerca de la zona afectada. Pero, el parásito ingresa al organismo cuando la persona, de forma instintiva, se frota la picadura, facilitando así el contacto de los patógenos con heridas abiertas, ojos o boca. El parásito también puede infectar a los animales, siendo las zarigüeyas uno de los principales reservorios naturales de la enfermedad. Otras vías de transmisión:

  • Transfusiones de sangre.
  • Trasplantes de órganos (corazón o riñón).
  • Accidentes de laboratorio.
  • Consumo de alimentos contaminados por el parásito a través del contacto, por ejemplo, con heces u orina de triatominos o zarigüeyas comunes infectados.
  • Durante embarazo o parto.

¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de Chagas?

La enfermedad de Chagas se desarrolla en dos fases distintas. La fase aguda inicial, que se extiende por aproximadamente dos meses después de la infección, a menudo pasa desapercibida ya que los síntomas, si aparecen, son leves e inespecíficos como fiebre, dolor de cabeza, agrandamiento de los ganglios linfáticos, palidez, dolor muscular, dificultad respiratoria, y dolor abdominal o torácico. En ciertos casos, las personas desarrollan lesiones cutáneas o hinchazón de párpados.

La fase crónica de la enfermedad ocurre cuando los parásitos se alojan principalmente en los tejidos del corazón y del sistema digestivo. Entre uno y tres décadas después de la infección inicial, hasta un tercio de los infectados desarrolla problemas cardiacos, y alrededor del diez por ciento sufre de alteraciones digestivas, como el ensanchamiento del esófago o del colon, además de posibles trastornos neurológicos o combinados. Con el tiempo, la enfermedad puede llevar a la muerte súbita por arritmias cardiacas o por insuficiencia cardíaca progresiva, resultado de la destrucción del sistema nervioso y del músculo cardíaco.

Tratamiento de la enfermedad de Chagas

El tratamiento de la enfermedad de Chagas se realiza mediante dos fármacos, benznidazol y nifurtimox, que son efectivos en la eliminación del parásito, especialmente cuando se administran durante la fase aguda inicial, incluyendo casos de transmisión congénita. Sin embargo, su efectividad disminuye con el tiempo de infección y pueden provocar efectos secundarios, particularmente en pacientes de edad avanzada. Además, estos medicamentos son recomendados al inicio de la fase crónica y para prevenir la transmisión congénita en mujeres en edad fértil.

Aunque el tratamiento antiparasitario se aconseja para adultos infectados, incluso asintomáticos, para prevenir o retardar la progresión de la enfermedad, es necesario equilibrar los beneficios con los posibles efectos adversos y la duración del tratamiento, que puede extenderse hasta dos meses. Benznidazol y nifurtimox no son adecuados para embarazadas ni personas con insuficiencia renal o hepática, y el nifurtimox también se desaconseja en casos de trastornos neurológicos o psiquiátricos previos. Por último, es esencial un tratamiento y seguimiento específicos de por vida para las complicaciones cardíacas, digestivas o neurológicas asociadas.

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