La dieta adaptada, en el caso de pacientes con enfermedades crónicas o diseñada de acuerdo con la etapa del curso de vida, tiene el potencial de mejorar la salud y la calidad de vida, al mismo tiempo que reduce la carga en los hospitales y disminuye los costos del sistema de salud, según expertos que están analizando los esfuerzos de Food is Medicine (FIM).
Los beneficios tanto en términos de salud como económicos de esta enfoque se detallan en un informe publicado hoy por investigadores del Instituto Food is Medicine de la Escuela Friedman de Ciencia y Política de Nutrición de la Universidad Tufts, con el respaldo de la Fundación Rockefeller.
El informe titulado “True Cost of Food: Food is Medicine Case Study” (El Verdadero Costo de la Alimentación: Estudio de Caso de Food is Medicine, en inglés) cuantifica los beneficios potenciales para la salud y la economía de los esfuerzos de FIM. Estos esfuerzos se refieren a intervenciones nutricionales basadas en alimentos que se integran en el sistema de atención médica con el fin de tratar o prevenir enfermedades crónicas relacionadas con la dieta. Este enfoque ha demostrado ser prometedor en los últimos años, no solo para mejorar la nutrición y los resultados de salud, sino también para reducir la inseguridad alimentaria y promover la equidad en la atención médica.
Dieta adaptada reduce más de 1.6 millones de hospitalizaciones de pacientes
De acuerdo con los datos de investigación presentados en el informe, la implementación a nivel nacional de las Comidas Médicamente Adaptadas (MTM) en programas como Medicare, Medicaid y seguros privados para pacientes con enfermedades relacionadas con la dieta y limitaciones en las actividades diarias podría evitar aproximadamente 1.6 millones de hospitalizaciones y resultar en un ahorro neto estimado de 13,600 millones de dólares en costos de atención médica solo en el primer año. En el monto se incluyen los costos de la puesta en marcha de la estrategia.
“El informe de hoy demuestra cómo las intervenciones del FIM, como las comidas adaptadas a las necesidades médicas y la prescripción de productos, combinadas con la formación nutricional de los médicos y la cobertura por parte de los seguros del asesoramiento nutricional proporcionado por un dietista titulado, podrían marcar una diferencia real en las 10.000 muertes semanales en EE.UU. y los 1,1 billones de dólares de gasto sanitario anual y pérdida de productividad debidos a dietas deficientes”, destacó el autor principal del informe, Dariush Mozaffarian, cardiólogo y Director del Food is Medicine Institute.
En el caso de pacientes con diabetes que se enfrentan a inseguridad alimentaria, los programas de prescripción de productos nutricionales podría evitar 292,000 episodios cardiovasculares y agregar 260,000 años de vida ajustados en función de la calidad, que es una medida que evalúa cuánto un tratamiento prolonga o mejora la vida de los pacientes. Desde la perspectiva de economía de la salud, la iniciativa es costo-efectiva y sostenible: un valor incremental de 18,100 dólares por año de vida ajustado en función de la calidad, y generaría ahorros desde un punto de vista social, estimándose un ahorro neto de 0.05 billones de dólares.
“Los verdaderos costes de nuestro sistema alimentario -el impacto ambiental de la producción de alimentos, las condiciones de trabajo de las personas que los cultivan y las repercusiones en nuestra salud, el gasto sanitario y la equidad en salud- se omiten con demasiada frecuencia en la etiqueta del precio”, afirmó Devon Klatell, Vicepresidente de la Iniciativa Alimentaria de la Fundación Rockefeller.