Salud en las Américas el reto de las enfermedades

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Según plantea un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Región de las Américas ha experimentado un progreso considerable en el último decenio en cuanto al logro de metas específicas de salud relacionadas con la mortalidad maternoinfantil, la salud reproductiva, las enfermedades infecciosas y la desnutrición. El desarrollo socioeconómico, los factores ambientales, la relativa fortaleza y capacidad de superación de los sistemas de salud, y la mejora del acceso a los servicios han contribuido decisivamente a estos logros.

Desigualdad social retroceso de la salud  

Sin embargo, los avances a nivel nacional siguen enmascarando las disparidades entre ciertas subpoblaciones. El lento progreso a la hora de cerrar las brechas resultantes de desigualdades evitables sigue afectando negativamente a la distribución equilibrada de dichos avances. Por ejemplo, la ampliación de las intervenciones basadas en la evidencia para combatir las enfermedades transmisibles y mejorar la salud maternoinfantil es necesaria pero insuficiente para resolver las disparidades de salud entre distintas poblaciones. El progreso, aun persistente, no ha sido lineal, y posibles crisis sociales, económicas, ambientales y de salud pública amenazan con un retroceso de los frágiles avances conseguidos.

Retos de las Américas para combatir enfermedades infecciosas

La Región afronta también nuevos retos de las enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes que afectan de modo desfavorable a las comunidades, familias, economías, servicios y sistemas de salud. Las enseñanzas extraídas de emergencias pasadas (como la pandemia de gripe del 2009) han traído como resultado un mayor grado de preparación y sensibilización sobre la necesidad de reforzar la vigilancia. En otros casos, sin embargo, como las epidemias de dengue, fiebre, Zika y chikunguña, sigue habiendo retos importantes que requieren una respuesta coordinada, multisectorial e integrada.

Durante los dos últimos decenios, las enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y nutricionales han disminuido en todos los países de la Región. Sin embargo, la reducción de la mortalidad ha sido mayor en América Latina y el Caribe, con descensos superiores al 30% en Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua y República Dominicana. Pese a todo, persiste una elevada carga de morbimortalidad en algunos países, como Bolivia, Guatemala, Guyana, Haití y Perú, donde se calcula que más del 20% de la mortalidad es atribuible a las enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y nutricionales.

Retos políticos y económicos

A las enfermedades infecciosas desatendidas se les asigna por lo general baja prioridad en los programas nacionales de salud pública debido a la competencia con otros problemas como las emergencias de salud pública, porque afectan principalmente a grupos de personas con escasa representación política y por su naturaleza crónica. Ello se traduce en menos recursos disponibles para afrontar estas enfermedades, lo cual es especialmente preocupante porque solo con intervenciones sostenidas durante varios años es posible alcanzar los objetivos de eliminación.

Para CONSULTORSALUD, es evidente entonces, que los sistemas de salud deben adoptar una función más decisiva en las actividades dirigidas a favorecer la equidad y el desarrollo sostenible, garantizar la cobertura eficaz y la calidad de las intervenciones y servicios de salud, y, más importante aún, contribuir a una mayor coherencia y sinergia de las acciones emprendidas en los diferentes sectores. 

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